1. La etapa del garabateo: 2 años. Primero dibujan garabatos
desordenados, una especie de rayones en la hoja sobre el que no tienen
más control que el que les permite empezar y terminar, y que por eso
mismo muchas veces sigue en la mesa sobre la que está apoyado el papel.
Más tarde logran controlar un poco más los movimientos y pueden
detenerse para llevar el trazo hacia donde desean durante la realización
de sus garabatos. Por último, el garabato con nombre aparece cuando el
niño comienza a atribuirle un significado a lo que dibujó y entonces
dice que hizo “un perro”, “un auto” o “a mamá”, a pesar de que nada de
esto sea reconocible en el dibujo.
2. La etapa
preesquemática: Se da aproximadamente entre los 4 y los 7 años y se
caracteriza por la búsqueda consciente de una forma en el momento de
dibujar. Es durante esta etapa cuando se produce el momento mágico en el
que mamá o papá van a reconocer en los trazos del niño el objeto que él
dice haber representado. Lo más común es que este primer dibujo sea el
de la figura humana, que inicialmente suele representarse con un círculo
y dos líneas que salen verticalmente de él y que el niño nombra como
“las piernas”, “los brazos” o “las manos”. Estos “cabeza-pies” aparecen entre los 4 y los 5 años y se van complejizando
con el agregado de otras dos líneas a modo de brazos, con un redondel
entre las piernas a modo de abdomen y, más tarde, el cuerpo.
3.
La etapa esquemática: Va de los 7 a los 9 años y las formas se hacen
mucho más definidas. Ya a los 7 años es esperable que logren representar
la figura humana con detalles claramente identificables por un adulto,
sin embargo la representación de la figura humana es muy personal y
puede considerarse como un reflejo del desarrollo del individuo. En esta
etapa el niño puede considerar las relaciones entre los objetos y ya no
trabaja sólo con dibujos de objetos aislados unos de otros: esto se
evidencia con la aparición de la línea que representa el suelo y que
proporciona una base al resto de los dibujos. Más tarde aparecerá “el
cielo”. Es común en esta etapa que dibujen con transparencias y, como si
estuvieran sacando una radiografía, los muebles de una casa pueden
verse a través de la pared.
4. La etapa del
realismo: Entre los 9 y los 12 años los chicos buscan que sus dibujos
sean más fieles a la realidad y grafican objetos, paisajes y también
sensaciones, buscando ya la tercera dimensión y tomando en cuenta la
superposición. Muchas veces la atención a los detalles del dibujo va en
detrimento de la acción y las representaciones resultan estáticas. La
línea de base va desapareciendo porque se empieza a concebir al suelo
como un plano y lo que era la línea de cielo pasa gradualmente a ser la
línea de horizonte.
5. La etapa del
pseudo-naturalismo: Alrededor de los 13 años el dibujo ya tiene una
perspectiva espacial y la figura humana se ha complejizado incluyendo
rasgos sexuales. El producto final es mucho más valorado que antes. El
desarrollo artístico del dibujo continuará en la medida en que el niño
esté interesado en él.